Desde su toma de posesión en 2018, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha implementado políticas de seguridad que se han desviado significativamente de las estrategias tradicionales de combate directo a los cárteles de drogas. Bajo la filosofía de "abrazos, no balazos", AMLO prometió abordar las raíces socioeconómicas de la violencia y el crimen organizado. Sin embargo, según un reciente reportaje del Financial Times, esta estrategia podría estar viendo a los cárteles no solo mantener, sino prosperar bajo su mandato.
Incremento de la violencia
El informe del Financial Times destaca un incremento en la violencia y una expansión territorial de los cárteles mexicanos en los últimos años. A pesar de las intenciones declaradas del gobierno de AMLO de reducir la violencia, el número de homicidios y enfrentamientos armados ha seguido una tendencia creciente. Expertos en seguridad sugieren que la falta de una acción enérgica contra los líderes del narcotráfico ha permitido que estas organizaciones fortalezcan sus redes dentro y fuera de México.
Resultados de la política de “abrazos, no balazos”
Las estadísticas oficiales muestran una continuidad en la tasa de homicidios elevada, con numerosas regiones del país reportando cifras récord. Además, ha habido críticas respecto a la efectividad de programas sociales diseñados para desincentivar la participación en actividades delictivas, con estudios señalando que no hay una correlación clara entre estos programas y una disminución en el reclutamiento de cárteles.
Reacciones nacionales e internacionales
A nivel internacional, ha habido preocupación por la estabilidad en la región, especialmente de países con fuertes lazos económicos y diplomáticos con México, como Estados Unidos. El gobierno estadounidense ha expresado en múltiples ocasiones su preocupación por la seguridad en su frontera sur y el flujo de narcóticos que sigue sin disminuir significativamente.
Nacionalmente, la opinión pública está dividida. Mientras algunos sectores aplauden el enfoque humanitario y menos confrontativo de AMLO, otros critican la falta de resultados palpables y el incremento en la percepción de inseguridad. La situación ha alimentado un debate vigoroso sobre la dirección futura de las políticas de seguridad en México.
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