En el panorama político de México, la seguridad sigue siendo uno de los temas más relevantes. El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y Claudia Sheinbaum, una de las principales aspirantes a sucederle, han centrado sus propuestas en la consolidación de la Guardia Nacional como eje central de la política de seguridad pública del país.
Claudia Sheinbaum ha propuesto fortalecer la Guardia Nacional para permitir que el Ejército regrese gradualmente a sus cuarteles. Esta estrategia busca consolidar a la Guardia Nacional, una fuerza que actualmente cuenta con más de 128,000 efectivos, de los cuales un alto porcentaje proviene de las Secretarías de Defensa y Marina. Según Sheinbaum, es crucial consolidar esta institución para reducir la presencia militar en tareas de seguridad pública a largo plazo.
AMLO, por su parte, ha defendido la militarización de la seguridad pública argumentando que las Fuerzas Armadas actúan con disciplina y respeto a los derechos humanos. En diversas ocasiones ha subrayado que los soldados y marinos son “pueblo uniformado” que contribuyen a mantener la paz sin uso excesivo de la fuerza. Sin embargo, esta estrategia ha sido criticada por mantener altos niveles de violencia durante su mandato.
Sheinbaum también ha señalado la necesidad de trabajar de manera conjunta con las fiscalías estatales y el Poder Judicial para garantizar una estrategia integral de seguridad. Esto incluye asegurar que las detenciones y procesos judiciales se lleven a cabo adecuadamente para evitar la impunidad.
Además, la aspirante a la presidencia ha destacado la importancia de programas sociales enfocados en los jóvenes, como "Jóvenes Construyendo el Futuro", para prevenir que sean reclutados por el crimen organizado. La implementación de estos programas es vista como una medida clave para abordar las raíces de la violencia y ofrecer alternativas a los jóvenes en situaciones vulnerables.
La discusión sobre la militarización de la seguridad en México es compleja. Por un lado, la Guardia Nacional busca ser una solución intermedia que permita profesionalizar la seguridad pública sin depender totalmente de las Fuerzas Armadas. No obstante, la transición hacia una fuerza de seguridad civil consolidada requiere tiempo, recursos y voluntad política.
Las críticas hacia la estrategia de AMLO señalan que, pese a los esfuerzos, los niveles de violencia han alcanzado cifras históricas durante su administración. Este contexto plantea un desafío significativo para cualquier administración futura que busque revertir esta tendencia y restaurar la confianza en las instituciones de seguridad.
Por otro lado, la propuesta de Sheinbaum de fortalecer la Guardia Nacional mientras se retira paulatinamente al Ejército es una apuesta ambiciosa. Su éxito dependerá de la capacidad de la Guardia Nacional para operar de manera efectiva y autónoma, así como de la colaboración entre diferentes niveles de gobierno y sectores de la sociedad.
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