…A mi niña interior le gusta correr, le gusta sentir el aire en la cara, el corazón acelerado y como sus piernas son fuertes y potentes para llevarla a cualquier lado, le gusta correr porque se siente libre, ligera, feliz, porque mientras corre no existe nada más que eso, ¡es tan divertido! A mi niña interior le gustan los helados, escuchar historias y conversar, le gusta tomar fotografías, caminar en la arena, mojar los pies en el mar, sentir la caricia del sol en la piel. Mi niña interior tiene una gran imaginación y es muy ansiosa, le preocupan muchas, demasiadas cosas, con frecuencia necesito abrazarla, mirarla a los ojos, tomarle su manita y decirle que aquí estoy, que todo estará bien, que yo estoy a cargo. No siempre me cree, es bastante desconfiada…
Si fuera cierto eso que dentro de cada uno de nosotros aún habita ese pequeño (a) que fuimos hace algún tiempo y que tenerlo en cuenta en nuestro día a día puede aportarnos bienestar, te preguntaría, así a bote pronto y a manera de una revisión rápida ¿qué tanto le conoces? ¿Qué tanta atención le has puesto últimamente? ¿Cómo se encuentra? ¿Está triste, enojado, se siente abandonado?
En ocasiones ser adulto puede resultar bastante demandante, cansado, a veces muy decepcionante, entre las responsabilidades, las obligaciones y lo rápido que parece pasar la vida no deja mucho tiempo ni energía para tener en cuenta a nuestro niño interior y entonces nos olvidamos de él y vamos dejando para después el atenderlo y procurarlo.
¿Hace cuánto que no disfrutas del ocio, del juego, de la comida, de la música, de mover el cuerpo, de pintar, de cantar, de reír, de hacer una siesta, de no mirar el reloj?
¿Te has sentido triste o enojado últimamente? Pregúntale a tu niño interior si él tiene algo que decir o si necesita algo. ¿Estás aburrido? Pregúntale a tu niño interior qué podrías hacer para que se sienta divertido y entretenido.
A últimas fechas ¿qué tan generoso y amoroso te has portado con tu niño interior? ¿Sabes qué es lo que le asusta o le preocupa estos días? Date un pequeño espacio y pregúntale cómo necesita ser cuidado y procurado, qué le faltó y que ahora desde tu ser adulto puedes darle, escucha que necesita para sentirse seguro, protegido y amado.
Cierra tus ojos y llama a ese pequeño o pequeña que está dentro de tu corazón, tal vez de primera no puedas verlo completamente, pero si esperas un poquito es posible que aparezca, quizá de manera tímida si no está acostumbrado a estar presente y ser escuchado, pero una vez que puedas tenerlo presente e integrado, seguro que puede ser una buena compañía para ti cada día.
Y tú, ¿qué puedes hacer por tu niño (a) para que se sienta tranquilo y feliz?
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