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¿Cómo ha tratado AMLO a los más pobres?

Por Omar Garfias


@Omargarfias


Violeta, Adán y su hijo Rubén viven en la miseria.


Adán estudió Derecho pero, sin contactos en el medio, terminó manejando el taxi de un vecino.


Se casó, nació su niño, y poco después el dueño del taxi cayó a la cárcel. Sus primos le consiguieron trabajo de peón albañil, pero hay pocas obras. Violeta lava y plancha ajeno.


Entre los dos juntan unos 4 mil 500 pesos mensuales. Viven en un terreno invadido, en una casa de lámina negra y hule que ellos mismos construyeron. Compran el agua a un pipero a tres veces el precio del que pagarían si contaran con el servicio de agua entubada. Cavaron un hoyo grande en el terreno para vaciar su bacinica.


La cantidad de personas en situación de pobreza extrema en México aumentó en 2 millones 100 mil personas entre 2018 y 2020, por lo que el número total subió de 8.7 millones a 10.8 millones.

El ingreso total per cápita de los más pobres bajó de 844 pesos en 2018 a 779 en 2020. En la zona rural aumentó 14 pesos, de 497 a 511, pero en las ciudades disminuyó 105 pesos, de 1 mil 179 a 974.


La medición de la pobreza la hace un organismo del gobierno federal, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), con base en las respuestas que dan las personas al INEGI.


El gobierno federal ha optado por una política social de entrega de dinero en efectivo, por sobre la construcción de infraestructura que fomente la producción y el empleo.


Los programas federales de transferencias monetarias no priorizan a los más pobres. Las reglas de operación no señalan como requisito padecer condiciones de pobreza, menos de pobreza extrema.


En 2016, el 61 por ciento de los hogares más pobres eran beneficiarios de programas sociales. En 2020, sólo 37 por ciento de los hogares más pobres fueron beneficiarios de programas sociales, una proporción no muy distinta a la de los hogares más ricos, donde 22 por ciento reportó ser beneficiario.


La cobertura a los más pobres ha bajado; en contraste, entre 2016 y 2020 se duplicó el porcentaje de beneficiarios entre los hogares más ricos.


El Instituto de Estudios de la Desigualdad (INDESIG) subraya que en 2020 el 10 por ciento de hogares más pobres se queda sólo con 10 por ciento del monto total de transferencias redistribuido (antes era 18 por ciento)… Y el 10 por ciento más rico se queda con 8 por ciento del total de programas sociales.


La cobertura de los nuevos programas sociales entre los muy pobres es muy baja: Pensión Adultos Mayores, 15 por ciento; Becas Benito Juárez, 6 por ciento.


Según la ENIGH, el dinero que reciben los beneficiarios de los programas sociales aumentó respecto a los cuatro años anteriores. En 2016 recibían en promedio al trimestre 982 pesos; para 2018, el monto fue de 775 pesos. En 2020, el ingreso a través de estos programas fue de 1 mil 166 pesos al trimestre, lo que significa un aumento del 50.4 por ciento respecto a 2018.


Sin embargo la distribución de estos ingresos no benefició a los más pobres. El análisis de INDESIG muestra que aunque el monto de las ayudas aumentó, no fue para beneficiar a los más necesitados: en los hogares más pobres los recursos de programas aumentaron 30 por ciento, pero en los hogares más ricos el incremento fue de 48 por ciento.


La pandemia significó una terrible crisis para los más pobres. El Banco de México detalló que se perdieron más de 8 millones de empleos informales, que son los que tienen ellos.


El gobierno federal no creó un programa especial de ayuda ni modificó las reglas de sus programas para priorizar a los más pobres.


Nunca se había protegido tan poco a los más pobres ante un problema tan grande. Contrastantemente, nunca los programas federales habían alcanzado tanto a los ricos. Quitaron de abajo para dar arriba.


Tristemente, con los datos del INEGI nos damos cuenta que el gobierno los abandonó cuando era más importante que nunca apoyarlos.


Violeta, Adán y Rubén no son adultos mayores; no son alumnos de bachillerato, no tienen tierras dónde sembrar ni son jóvenes desempleados… Esto es, no se ajustan a los programas del presidente, por lo que no reciben ningún apoyo.


Violeta y Rubén trabajan duro, pero viven en la miseria.


Al día siguiente de que el Coneval dio a conocer el aumento de la pobreza en los dos primeros años de este gobierno, el presidente contestó:


“No acepto. Tengo otros datos. La gente está recibiendo más y aún con la pandemia, la gente tiene para su consumo básico… y algo más importante: no han perdido la fe”, aseguró.



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