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El Fondo de Desastres Naturales FONDEN


Por Juan Carlos Valencia Vargas.


La semana pasada escribí que sería una grave error desaparecer el FONDEN como había propuesto la bancada de Morena hace algunos días. En respuesta a mi columna, he recibido muchos comentarios a favor y en contra.


Quienes opinan en contra de mantener al FONDEN básicamente argumentan que no llegan esos recursos a la gente afectada, que no hay transparencia en la asignación ni en la ejecución de los mismos.


Por eso decidí escribir esta continuación de mi columna de la semana pasada, a pesar de que esta semana se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente y es obligado hacer un recuento sobre el tema, tendré que dejarlo para semanas próximas.


El FODEN fue establecido en 1996 como un mecanismo presupuestario para apoyar de manera eficaz y oportuna a la rehabilitación de la infraestructura federal y estatal afectada por desastres naturales, y se hizo operacional en 1999, cuando se emitieron sus primeras Reglas de Operación.


Como ex servidor público he tenido experiencias positivas y negativas en la aplicación del Fonden, y por eso escribo algunas reflexiones sobre el tema.


Los primeros insumos que se proporcionan con recursos del Fonden son productos consumibles (despensas, agua para beber, medicamentos), pero también se establecen refugios temporales y cocinas comunitarias; se abastecen de artículos de abrigo y protección, herramientas, artículos de limpieza, kits de aseo personal y servicios como letrinas y regaderas. Miles de personas pasan sus primeros días después del desastre, en alguno de esos refugios.


En un segundo momento, los recursos del Fonden se aplican para proveer Apoyos Parciales Inmediatos (API), para la ejecución de acciones emergentes y trabajos y obras de carácter prioritario y urgente, cono reactivar la operación de los pozos de agua potable, dotar de equipos de potabilización o traer plantas potabilizadoras. Sin los API la población estaría en un grave riesgo sanitario al no tener fuentes de agua saludables de donde poder sobrevivir.


Y en un tercer momento, la mayor parte de los recursos del Fonden se destinan a la rehabilitación y reconstrucción de la infraestructura pública de los tres órdenes de gobierno - federal, estatal y municipal- dañada; y de las viviendas de la población de bajos ingresos.


Es en este punto donde hay muchas quejas sobre el Fonden, por eso vale la pena aclarar que la atención a la vivienda es de la siguiente forma: la población objetivo son familias que cumplen con los siguientes criterios: i) que habiten la vivienda permanentemente; ii) que la vivienda haya sido afectada por el fenómeno natural perturbador; iii) que sea considerada en pobreza patrimonial; iv) que los habitantes de la vivienda sean propietarios o poseedores legítimos; v) que la vivienda no se encuentre asentada en zona federal, y vi) que la vivienda y el terreno en donde se asientan sean de tenencia regular o en proceso de regularización.


Por eso no ha sido posible apoyar en su momento a todos aquellos que no pueden acreditar la propiedad de la vivienda que habitan, a los que no tienen escrituras, a quienes no han regularizado la tenencia de la tierra, a los que rentan, a quienes no habitan en una casa humilde, a los que habitan en una zona federal o en una zona irregular. Desafortunadamente, son muchos, y son los más pobres y quienes más lo necesitan. Como ejemplo, estos hogares son el grueso de los que resultaron afectados en el sismo del 19 de septiembre de 2017 en la Ciudad de México.


Finalmente, también debo decir que el Fonden cuenta con una amplia ventana de oportunidad para transparentar su actuación. Es indispensable posibilitar el acceso público a toda la información que se utiliza y se genera en la atención de emergencias. El grueso de esta información es de uso interno de las dependencias involucradas y no es posible su acceso público.


Es indispensable mejorar la operación y transparencia del Fonden: sin embargo, sin estos recursos, hubiera sido imposible que muchas poblaciones devastadas por un huracán o por un sismo hubieran recuperado rápidamente los servicios públicos básicos: agua, luz, comunicación, vialidades. Y sin esos servicios básicos, sus lugares de trabajo no hubieran podido reactivar sus labores de manera casi inmediata. Quizá eso no lo saben muchos.


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