
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha declarado recientemente que la OTAN no debería involucrarse directamente en la guerra en Ucrania. Esta afirmación fue realizada antes de su partida hacia una cumbre de la OTAN en Washington. Erdogan subrayó la importancia de mantener a la Alianza fuera del conflicto para evitar una escalada mayor y destacó que la postura de Turquía ha sido consistente en este sentido.
Turquía ha adoptado una posición única dentro de la OTAN, apoyando la integridad territorial de Ucrania pero evitando un compromiso militar directo. A pesar de la ayuda humanitaria y no letal coordinada por la OTAN, Erdogan insiste en que la Alianza no debe ser percibida como parte en el conflicto. Esto contrasta con la mayoría de los miembros de la OTAN que han apoyado a Ucrania con armas.
Erdogan también expresó sus preocupaciones sobre el apoyo de algunos países aliados a la guerrilla kurda del PKK y a la milicia siria YPG, que Turquía considera una extensión del PKK. Estas preocupaciones influyen en las relaciones de Turquía con países como Estados Unidos, Reino Unido y Francia.
El presidente turco destacó la necesidad de que los aliados no impongan vetos en el comercio de armamento. La compra del sistema ruso S-400 por parte de Turquía provocó la suspensión de la venta de cazas F-35 por parte de Estados Unidos, una medida que Erdogan busca revertir. Además, condicionó la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN a la eliminación de embargos de armas contra Turquía.
Erdogan planea utilizar la cumbre de la OTAN para aumentar la presión sobre Israel respecto a sus operaciones en Gaza. Esta postura refleja la constante crítica de Turquía hacia las acciones israelíes en la región y la búsqueda de apoyo internacional para su posición.
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