Redactor: Joel Charles
En una medida sin precedentes, el sindicato United Auto Workers (UAW) anunció el inicio de una huelga en tres de las principales fábricas de automóviles de Estados Unidos, desencadenando una crisis en la industria automotriz del país. A partir de la medianoche del jueves (04H00 GMT del viernes), la paralización afectará a General Motors, Ford y Stellantis, que controla a Chrysler, y dejará en vilo a más de 12,000 trabajadores.
Tras dos meses de arduas negociaciones, las conversaciones entre los representantes del UAW y los líderes de las "Tres Grandes" no lograron llegar a un acuerdo sobre el contenido de un nuevo convenio colectivo de cuatro años. La situación llegó a un punto crítico cuando, dos horas antes de vencer el plazo para alcanzar un acuerdo (04H00 GMT del viernes), Shawn Fain, presidente del sindicato, anunció el inicio de la huelga y exhortó a los casi 146,000 miembros del gremio a prepararse para un posible paro prolongado.
Ford, que había expresado su insatisfacción por la respuesta lenta del UAW a su última oferta, recibió una contraoferta por parte del sindicato, la cual calificó de condiciones "insostenibles". La empresa afirmó haber negociado de buena fe en un esfuerzo por evitar una huelga y subrayó su compromiso de recompensar a sus empleados y seguir invirtiendo en la transformación de la industria hacia los vehículos eléctricos. Por su parte, General Motors y Stellantis aún no han emitido comentarios sobre la situación.
Este conflicto laboral, que podría convertirse en una "huelga histórica" en los tres grupos automotrices, amenaza con tener consecuencias políticas y económicas, especialmente para el presidente estadounidense, Joe Biden. La persistente inflación en el país y la delicada situación económica hacen que el mandatario se enfrente a un dilema entre su apoyo a los sindicatos y el impacto negativo que una prolongada huelga podría tener en la economía.
Expertos advierten que, a diferencia de huelgas anteriores, esta podría afectar rápidamente a los consumidores debido a los bajos niveles de inventario en la industria. Además, un fuerte aumento de los salarios podría impactar en los precios de venta de los vehículos, lo que podría llevar a los conductores a posponer la compra de automóviles nuevos.
La industria automotriz de Estados Unidos se encuentra en un punto crítico, y las próximas semanas serán decisivas para determinar el resultado de esta huelga y su impacto en la economía nacional y la carrera política de Joe Biden.
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