El Partido Revolucionario Institucional (PRI) está atravesando uno de sus peores momentos tras una dura derrota en las elecciones del 2 de junio. El presidente nacional del partido, Alejandro «Alito» Moreno, ha desatado una controversia al modificar las reglas internas del PRI para prolongar su mandato hasta 2032. Esta decisión, tomada a puertas cerradas, ha provocado una fuerte oposición dentro del partido.
La medida de Alito Moreno ha sido duramente criticada por antiguos líderes del PRI. Figuras prominentes como Dulce María Sauri, Pedro Joaquín Coldwell y Francisco Labastida han manifestado su descontento, calificando la reelección de Moreno como un golpe mortal para el partido. Manlio Fabio Beltrones y Beatriz Paredes también han expresado su desaprobación, señalando la acción como irresponsable y perjudicial para el futuro del PRI.
Desde su llegada a la presidencia del PRI hace cinco años, Moreno ha sido testigo del ascenso del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y la consecuente disminución del poder del PRI. En las últimas elecciones, el PRI, como parte de la alianza Fuerza y Corazón por México, quedó relegado a un segundo plano frente al Partido Acción Nacional (PAN). Este debilitamiento se evidenció a mediados de 2023 con la deserción de varios miembros históricos del partido.
En una conferencia de prensa reciente, Alito Moreno respondió a las críticas con duras palabras hacia los antiguos dirigentes del PRI. Los acusó de haber destruido al partido y de ser responsables de múltiples escándalos del pasado. Moreno también insinuó que podría buscar la reelección, defendiendo esta figura como una herramienta para la renovación del partido.
Moreno no solo criticó a sus detractores por sus palabras actuales, sino que también rescató antiguos escándalos y acusaciones, como el Pemexgate y el asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994. Estas acusaciones han polarizado aún más al partido y han generado incertidumbre sobre el futuro del PRI.
La situación dentro del PRI es tensa y la posibilidad de expulsar a los antiguos dirigentes ha aumentado la división. La Comisión de Justicia Partidaria podría ser el próximo escenario de batalla interna, mientras el partido busca una manera de reinventarse y recuperar su relevancia política en México.
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