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La producción clandestina de artículos falsificados en México



La elaboración de las mercancías pirata implica la intervención de un número considerable de personas (según la intención o la capacidad de producción con la que se cuente), ello, además de los espacios físicos, donde bajo el amparo de la clandestinidad requerida para no ser descubiertos, sea factible fabricar de manera masiva los artículos apócrifos o las imitaciones de los productos originales, almacenarlos durante el tiempo que sea necesario hacerlo, para posteriormente ser distribuidos entre los tianguis, mercados ambulantes de la capital y transportados a muchos otros puntos de venta ilícitos en diversos lugares del territorio nacional, para finalmente ser comercializados en la vía pública.


Asimismo, es importante hacer énfasis a los grandes beneficios financieros que representa la piratería, con apoyo en cifras emitidas por organismos internacionales y otras referencias que ofrecen un panorama aproximado sobre las ganancias ilícitas que generan este tipo de conductas antijurídicas.


Como los empleos en la producción de mercancías falsificadas pueden no estar regulados y tener sueldos bajos, los trabajadores se encuentran en posiciones muy vulnerables y no reciben la misma protección que en los mercados de trabajo regulados, amén, de que las cuestiones relativas a la seguridad, por ejemplo, son ignoradas y los beneficios sociales que reciben suelen ser insuficientes, con independencia de otros actos ilícitos que se cometen con frecuencia en contra de quienes desempeñan esa mano de obra en todo el mundo.


Según información de la Europol se ha documentado que los inmigrantes que han sido introducidos ilegalmente en un país son forzados a vender mercancías falsificadas, mientras que en la fabricación de productos falsificados se puede usar mano de obra irregular, incluso infantil. Se ha observado un vínculo entre inmigrantes que han sido introducidos ilegalmente en un país y bandas de delincuentes organizados. La mayor parte de los productos falsificados se distribuye a través de mercados ilegales o en la venta callejera. Muchos de estos mercados están controlados por grupos de delincuencia organizada.


Normalmente, la mayoría de los artículos piratas, son falsificados, reproducidos, imitados o adulterados en lugares destinados a casa habitación, o sea, que no se encuentran inscritos como domicilios fiscales de ninguna persona física o moral ante el Registro Federal de Contribuyentes; esto es, en talleres, plantas maquiladoras o laboratorios que funcionan bajo la sombra de la clandestinidad o, mejor dicho, fuera del marco legal. Estas operaciones de fabricación, ensamble y almacenamiento ilícitos, generalmente se llevan a cabo en bodegas, vecindades, casas habitación o locales, carentes de denominación social en su exterior que normalmente se encuentran siempre cerrados para no ser descubiertos por la autoridad.


Es frecuente escuchar en los noticieros, que se “desmanteló” un laboratorio clandestino donde se reproducían películas o discos piratas, situación que comúnmente ocurre gracias a las labores de investigación de las autoridades competentes (acciones que deberían ser permanentes), ya que por la simple inspección visual que no conlleve la carga de información que se precisa para obtener la autorización de un cateo, jamás se podría dar con los lugares donde se llevan a cabo estas actividades antijurídicas.


De igual manera, otro tipo de mercancías u obras autorales son imitados o reproducidos ilícitamente en lugares encubiertos con apariencia de casa habitación, como los libros, por ejemplo, donde las máquinas de imprenta son introducidas en este tipo de recintos para evitar ser detectados como centros de producción clandestina de mercancías apócrifas, aunque la piratería de las obras impresas es afectada ya sea en sus diferentes modalidades es decir ya sea impresa en papel o ya sea en forma digital.


La delincuencia organizada abarca desde el ámbito nacional en nuestro país, hasta acciones trasnacionales que también repercuten en México con igual o mayor contundencia, logrando obtener cifras enormes de utilidades ilícitas a través de sus actividades; la piratería, evidentemente no es una excepción dado su carácter trasnacional, la delincuencia organizada ha sido identificada en diversos foros como todo un ‘sistema económico clandestino’ con ingresos que sobrepasan el Producto Interno Bruto de algunas naciones.


En conclusión, la producción clandestina de mercancías piratas representa índices superlativos, lo que a su vez se traduce en ganancias económicas de la misma proporción para la delincuencia organizada, y dada la propia clandestinidad donde estos productos se fabrican, se dificulta la ubicación y detección de las redes de delincuencia que llevan a cabo estas conductas para desarticular el funcionamiento ilícito de estos establecimientos.


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