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Teatro Povera, rechaza el consumismo y se interesa por la naturaleza



La conciencia ambiental —como realidad trascendental para la armonía biofísica o natural— constituye un conjunto evolutivo de causas que trabajan en bien de una transformación social-histórica, misma que debe ser observada en un sinnúmero de escenarios, a través de los cuales, se emiten las contradicciones de modelos socioeconómicos identificados con el desarrollo de la producción, el progreso y las dimensiones económicas de cada sociedad.


En ese sentido, las políticas promovidas por modelos económicos, amparados en bienes materiales como consecuencia del incremento de monopolios y la disminución de las capacidades productivas, no proyecta resultados en favor de las sociedades, por el contrario, mientras «el veinte por ciento de la población mundial» acapara el ochenta por ciento de la riqueza y la influencia directa o indirecta de los recursos económicos y naturales, el ochenta por ciento de la población restante subsiste con recursos marginales, recurriendo (en alarmante número) al endeudamiento y, por consiguiente, a una inconveniente dependencia del orden financiero.


La aún vigente metaideología neoliberal o liberalismo tecnocrático (acuñada el siglo pasado —en 1938— por el economista alemán Alexander Rüstow) ha generado terribles desequilibrios sociales, justificándolos a partir del binomio desarrollo-subdesarrollo planeado por las corporaciones internacionales como un método de encubrir las desproporciones e impactos que ocasionan en todas las naciones.


Desde distintos ámbitos, la comunidad científica investiga y demuestra las comprometidas transformaciones a la biosfera, a partir de que el estado y mercado se convirtieron en un inconveniente. Desde las décadas de los 80’s y 90’s del siglo XX, el neoliberalismo adquirió abrumadora supremacía y su proceder resultó habitual y hasta legítimo. Esta degradación social motivó un despropósito, particularmente demoledor, ya que las consecuencias sobre el medio ambiente, así como las relaciones que se establecen y mantienen unidos a los miembros de una sociedad son excluidas y desatendidas, lo que lleva implícito el efecto de estar aprisionados en un caos de acontecimientos que no razonamos del todo y que perversamente esquiva el control de miles de millones de personas.


Por lo anterior, con las expresiones artísticas se organizan respuestas críticas teóricas y prácticas que involucran el movimiento del respeto, dignidad, conciencia y conocimientos desde el ámbito de la estructura de pensamiento que privilegia la utilidad de la acción y que considera a las bellas artes como eficientes medios para alcanzar la clasificación de una racionalidad alternativa, en un marco de apoyo para ubicar y dirigir experiencias innovadoras en educación, comprensión y transformación, proponiendo de esta manera la renovación en la relación gobiernos, sociedades y medio ambiente.


Los mayoría de los creadores apelamos a la reflexión y a la consciencia ¿Qué ocurriría si se nos permitiera aportar de manera categórica en bien ecológico y social? La respuesta, existe en el arte ambiental, un movimiento que en su práctica transmuta el daño causado a la naturaleza en un indicio que nos permite inferir o deducir su existencia, misma que nos inspira para preservarla y entender que los ecosistema son los que nos brinda todo lo que necesitamos para vivir.


Otro ejemplo es el Arte Povera, que nace como derivación del «teatro pobre» que es un «teatro de vanguardia» planteado por Jerzy Grotowski y el crítico teatral Ludwik Flaszen en el llamado «Laboratorio Teatral» creado en 1959 y ubicado en Opole —pequeña pero encantadora ciudad del sur de Polonia, a orillas del río Oder— y que fue trasladado a la ciudad universitaria de Wroclaw, para fundar el Instituto de Investigación del Actor, en base a la pedagogía de las filosofías orientales y en el psicoanálisis del médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo Carl Gustav Jung y del poeta, dramaturgo, ensayista, novelista, director escénico y actor francés Antoine Marie Joseph Artaud.


El objetivo del «laboratorio teatral» es que el estudiante aumente su creatividad, juegue con su cuerpo y se divierta con las palabras, con la finalidad de que genere historias que den a conocer sus ideas en bien de la humanidad y la naturaleza. Todo lo que rodea al «teatro pobre» presenta un interés pedagógico evidente ya que los miembros de la compañía actúan como instructores. Por lo que no es de extrañar que fiel a su voluntad y práctica desde la década de los años sesenta (del siglo XX) así como de prolongar la pintura al ámbito del happening, el artista y teórico del arte italiano Michelangelo Pistoletto, fundó el grupo Lo Zoo representando el Teatro delle Mostre.


Pistoletto inspira su mini-retrospectiva Blue Project Foundation de Barcelona con un performance. Se trata de la entrega de Work-in-progress Terzo Paradiso, un «tercer espacio» que expande en cada «sitio» en los que se presenta un renovado propósito de «convivencialidad» (Iván Illich) así como la armonía entre la naturaleza y la tecnología, entre natura versus cultura, en suma, entre belleza, fraternidad y sociedad.


Invariablemente bajo lo que Pistoletto denomina «símbolo máximo de la creación». Un triple círculo matemático que le sirve para llegar a la suprema aporía: escudriñar entre lo infinito del universo, lo finito de la tierra y de la vida en una «transformación responsable» de todo aquello que sea político, social, religioso y que esté legitimado por la sensatez de las estructuras sociales. El compromiso de los creadores reside en fundar los principios de una armonía que implique al mismo tiempo la estética y la ética.


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