Definiendo como "joven" a una persona entre los 18 y 29 años de edad, tenemos registradas en el padrón electoral mexicano poco más de 26 millones que conforman este grupo de electores. Esto es en la actualidad y pensando en las elecciones del de junio del 2024. Es un segmento con alto potencial de crecimiento, por lo tanto, uno que requiere atención especial de las diversas agrupaciones políticas del escenario nacional. Una estimación somera considera que quien gane la elección en puerta lo hará con entre 20 y 25 millones de votos. Si todos los jóvenes salieran a votar, queda claro que definirían una elección.
El problema es que, históricamente, este sector de potenciales votantes registra el mayor índice de abstención. Los orígenes de las causas de este fenómeno merecen un estudio sociológico de gran envergadura. La más probable explicación es que no encuentran en la oferta política candidatos jóvenes que los representen o propuestas políticas que les atraigan.
Queda claro, no obstante, que la organización política que conquiste a este segmento puede obtener grandes rendimientos. No es, por tanto, casualidad que uno de los programas de dádivas del amlo tenga que ver con becas para los jóvenes y programas en los que se benefician directamente, como "Jóvenes construyendo el futuro".
A escasos 20 días de la elección, queda claro para el Frente Opositor que el enemigo a vencer es el abstencionismo, tanto o más que la candidata del oficialismo, en cuyo apoyo se ha volcado todo el aparato gubernamental, incluyendo los recursos materiales federales tanto como los de 23 estados del país.
No sería ésta la primera elección en la historia moderna en la que triunfa la apatía, la cual se basa en la percepción de que un ciudadano solitario enfrenta una aplanadora. Persisten sobre este particular hecho electoral numerosas interrogantes, una de ellas es si existe o no el fenómeno conocido como "voto oculto", es decir, el voto que no se registra en las encuestas porque la persona que lo guarda "in pectore" no desea manifestarlo. Ello puede ser por desconfianza, miedo o el deseo de no disentir abiertamente de sus pares sociales.
Esta teoría promueve la suposición de que el resultado electoral no se parecerá en nada, o muy poco, al que arrojan las encuestas. Citan como ejemplo la elección en el 2000 de Vicente Fox, cuando las encuestas lo mostraban abajo... y acabó ganando. Si acaso la situación actual se asemeja a la del 2000, es algo para que debatan los expertos.
Este su servidor meramente quisiera apuntalar el argumento de que para dar la batalla al AUTORITARISMO que representa el oficialismo, aliado de Cuba y suscribiendo en vísperas electorales nuevos convenios con la tiranía cubana para traer a México MÁS MÉDICOS CUBANOS, como si aquí no tuviéramos... ¡y muy buenos!, es imprescindible movilizar a los ciudadanos a que acudan a las URNAS.
Ahora que ya se sabe de antemano (por las raíces priistas de todos los morenistas) que habrá en las casillas la aplicación de TODAS las tácticas que usaba el viejo PRI en la época de la dictablanda. Tales como dilación en la instalación de casillas, la promoción de lentitud y largas colas, intimidación a votantes, trabas para sufragar, casillas suplementarias instaladas a última hora y difíciles de encontrar, etcétera.
Es decir, el elector debe estar preparado con toda la paciencia de la que es capaz para hacer valer su derecho a sufragar. Será el precio de la democracia: si queremos evitar el autoritarismo, debemos el día de la elección estar preparados para enfrentar las dificultades que colocarán quienes desean en México un régimen DESPÓTICO, similar, si no es que idéntico, al que ejercen en Cuba sus cuates con quienes intercambian dinero por miles de médicos especialistas en "medicina familiar". Mismos que ¡oh, casualidad!, llegarán a México, las zonas rurales, justo antes de las elecciones.
No pocos escépticos se preguntan si esos "médicos" vienen a México a CURAR o a INDOCTRINAR. Quienes nos apegamos a las prácticas democráticas guardamos la esperanza de que el Frente Opositor tenga un plan, planes, para movilizar el voto, para vencer la abstención y la apatía. Ojalá lo tengan, pues si no, podrían ganar los malos.
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