Redacción Sam Torne
En una jornada que quedará marcada en la historia política de México, Morena logró la aprobación de la reforma judicial en el Senado, gracias a la inesperada ausencia de Daniel Barreda, senador de Movimiento Ciudadano, y las licencias solicitadas por legisladores clave. Este proceso legislativo se vio envuelto en una atmósfera de tensión, no solo dentro del Senado, sino también en las calles, donde trabajadores del Poder Judicial protestaron enérgicamente en contra de la propuesta.
Alrededor de las 16:15 horas, cientos de manifestantes, en su mayoría empleados del Poder Judicial, irrumpieron en las instalaciones del Senado. Estos trabajadores, que habían mantenido un plantón en las inmediaciones del recinto, rompieron candados y lograron ingresar al Patio del Federalismo. Sus gritos de «¡traidores!», resonaron por todo el lugar, mientras intentaban llegar al salón de sesiones.
Ante la situación, elementos de seguridad y Protección Civil utilizaron extintores para dispersar a los manifestantes, quienes no se detuvieron y lograron ocupar los palcos de visitantes y prensa, desde donde corearon consignas como «¡el Poder Judicial no va a caer!». La magnitud de la protesta llevó al presidente de la Mesa Directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña, a decretar un receso indefinido, suspendiendo temporalmente la sesión.
Licencias de última hora y maniobras políticas
Desde el mediodía, la incertidumbre creció en la bancada opositora debido a la solicitud de licencia del senador panista Miguel Ángel Yunes Márquez, quien había interrumpido toda comunicación con su partido. A este escenario se sumó la ausencia del senador Daniel Barreda, lo que generó un camino más despejado para que Morena y sus aliados alcanzaran la mayoría calificada.
La operación política detrás de escena fue decisiva. Adán Augusto López Hernández, coordinador de la bancada mayoritaria, logró que Yunes Márquez solicitara licencia “por motivos de salud”. Esto permitió que su suplente, el polémico Miguel Ángel Yunes Linares, tomara protesta en el Senado, siendo recibido con ovaciones por parte de los senadores de Morena y con insultos por parte de la oposición.
El debate interno del PAN
La incorporación de Yunes Linares al Senado fue vista por el PAN como una traición. Lilly Téllez, senadora panista, no dudó en expresar su indignación, lanzándole monedas y llamándolo «Judas Yunes». El presidente de Acción Nacional, Marko Cortés, denunció públicamente un pacto de impunidad entre Yunes Linares y el gobierno federal, lo que, según él, permitió que la familia Yunes evitara posibles persecuciones judiciales.
Por su parte, Yunes Márquez, tras regresar al Senado, defendió su voto a favor de la reforma judicial, argumentando que había tomado una decisión difícil basada en sus principios. A pesar de las acusaciones de traición, el senador sostuvo que actuó de acuerdo con su conciencia, aunque su voto ya no era necesario para la mayoría calificada de Morena.
Una reforma que marca un nuevo rumbo
La aprobación de la reforma judicial, con 85 votos, fue un duro golpe para la oposición, que vio cómo el control del Poder Judicial quedaba en manos del oficialismo. La ausencia de Daniel Barreda resultó determinante para que Morena y sus aliados lograran este objetivo sin necesidad de los votos de Yunes Márquez o Yunes Linares.
En un escenario de creciente polarización política y social, esta jornada legislativa mostró la capacidad de Morena para maniobrar en el terreno político y consolidar su agenda, mientras que la oposición, fracturada, lucha por mantenerse firme ante los embates de la Cuarta Transformación.
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